Un vecino con problemas

Después de varios meses estoy de vuelta, habia perdido la contraseña de nuevo y no podía entrar. Soy un salame. Ahora le puse una contraseña mas fácil, al menos para mi. Todos me insisten en que tengo que darle bola al blog, asi que voy a tratar de escribir seguido.

Mi barrio

Desde que nací que vivo en Villa del Parque, para mí, el barrio mas lindo de la capital. Y claro, como no va a ser el más lindo si aquí crecí, conocí a mis mejores amigos, tuve a mi primera novia (y a la segunda y la tercera), dí mi primer beso, tuve mi primer desengaño, lloré por los que ya no están, corrí a los colectivos 80, 24, 146 y tantos otros tantas veces para no llegar tarde a alguna parte, que podría dar la vuelta al mundo. Y no en 80 días, sino en la línea 80.

Los momentos más felices y mas tristes de mi vida los pasé acá en Villa del Parque. Algunos ya no están, otros se han sumado, pero la escencia sigue siendo la misma, no ha perdido eso que caracteriza al barrio porteño, que se nota en su gente, en sus vecinos.

Los vecinos

Los vecinos, que en muchos casos más que vecinos son amigos, son el alma del barrio. Don Cosme, Don Isabelino, La Rosita, Las Gemelas, El "Kechun" y tantos otros personajes entrañables que han ido forjando a su manera parte de la historia de este barrio. Claro que estos son mis vecinos, los que yo conozco, el barrio es grande y hay muchos otros que tal vez no sepa sus nombres, pero están y forman parte de este pedacito de Buenos Aires que es nuestro querido barrio.

El Vecino

Pero de todos hay un vecino muy especial, que vive al lado de mi casa.

Francisco se llama. Es un solterón de unos 70 años. Cuando no anda de traje, usa jeans y mocasines sin medias. Camisa y pañuelo en el cuello. Pelo engominado, peinado para atrás. Le he visto un peine en el bolsillo, como se usaba antes. No se dónde consigue el tabaco, pero se arma sus propios cigarrillos, y todas las noches se toma un vino tinto en el bar.

No hay mujer que pase por su lado que no reciba algún verso, piropo u oferta amorosa. Yo lo admiro, pero las vecinas mayores lo ven con malos ojos y lo critican en el almacén. Francisco no le hace asco a nada y cada vez que entra en el almacén, no hay una sola de ellas que no reciba la atención de este galán barrial.

Francisco es lo que mi vieja diría "un viejo verde", aunque a mi me gustaría llegar a su edad con el éxito que tiene con las mujeres, aunque sin los mocasines y la gomina.

Noche por medio, vuelve a su casa con una mujer distinta. Y nada de mujeres de su edad, las veces que lo he visto, son de 40 para abajo. Mi vieja dice que "pagando cualquiera trae tantas mujeres a la casa", pero no creo que sea así. Con los muchachos de la barra nos tomamos el trabajo de observar con detenimiento a las visitantes de Francisco, y -si bien algunas es fija que le cobran-, hemos visto entrar a respetables damas del barrio, madres de familia, hijas, sobrinas y demás parentescos de gente conocida, que nos confirmó que este tipo tiene un encanto especial. Algunas no las hemos visto entrar de nuevo, pero varias de ellas son habitués de la casa de Francisco. Es el ídolo de los muchachos. Sobre todo desde que una noche lo vimos entrar con tres chicas juntas. Un groso!

Mi viejo no dice nada, pero sé que también lo tiene como ídolo a Don Francisco.

El problema con el Vecino

Pero claro, no todas son rosas con Don Francisco. Hace ya unas semanas que de noche no se puede dormir en casa. Cada vez que tiene invitadas se escucha todo tipo de ruidos, gritos y mucho etcétera. Al principio era gracioso, pero se tornó molesto. Está cada vez más sacado. Pone música a todo volumen. Yo creo que para tapar los gritos, pero es peor. Los vecinos le empezaron a dejar notas bajo la puerta y la otra noche alguien llamó a la policía. La vecina del otro lado de casa dice que cuando llegó la policía salió Don Francisco y atrás de él un travesti. Yo creo que con tal de desprestigiarlo le van a inventar de todo. Desde hace una semana están dele que dele con eso del travesti. Con los muchachos no lo creemos, se nos cae un ídolo si esto es cierto, pero de todos modos es un problema de Don Francisco y lo que haga con su propia intimidad, y ni la vecina ni nadie es quien para juzgarlo.

Lo que no es un problema de Don Francisco son los ruidos. Antes de anoche volvió a animar la velada y la vecina que vió al travesti empezó a los gritos en la vereda. Doña Zulma se llama, es una vieja conventillera, siempre le molestó todo, a nosotros nos corría de la puerta de su casa cuando nos sentábamos en el umbral. Pero en esta tiene razón.

Hace un ratito volvió a pasar lo mismo. Por eso me puse a escribir. Ayer escuché que quieren juntar firmas para hacer una denuncia con abogado y todo. El hijo de Zulma es abogado y parece que los está asesorando. Mi vieja se quiere prender, pero con mi papá estamos tratando de convencerla para que no se meta.

En el fondo sé que es molesto y entiendo a los vecinos. Pero con los muchachos siempre recordamos a Don Francisco de cuando éramos chicos y el tipo volvía de trabajar. Casi siempre nos traía algo. Era una alegría verlo venir. Sino era un chupetín para cada uno, era un paquete de figuritas o bolitas de vidrio. Un día nos vió jugando al fútbol en la vereda con una bola hecha de cartón y al otro día nos trajo una pelota de cuero. A veces nos invitaba a su casa -eramos como 15 nosotros- y nos recibía con chocolatada y facturas. Ni en nuestras casas nos daban chocolatada y facturas! Qué tipo más groso Don Francisco, como no lo vamos a querer!

El representa un poco eso que decía al principio, al alma del barrio, a las cosas que queremos, a esos momentos que pasamos y siempre estarán en nuestro corazón. Francisco no se casó, no tuvo hijos, pero nos trataba a todos como si lo fuéramos.

Por eso, nos jode que lo quieran denunciar. Hoy nos juntamos para ver qué hacemos para frenar esta locura y ver cómo ayudamos a Francisco. Doña Zulma dice que esta loco, pero yo creo que -como diría Cyndi Lauper- Don Francisco sólo quiere divertirse.

La próxima cuento como sigue todo.

Diego Arregui